Aquel día en Tisenyen

VIERNES CREATIVO

Hace no muchos años, en el pueblo de Tisenyen, sucedía en verano, un fatal accidente. Sus habitantes nunca olvidarán tanta conmoción.

 

El siniestro se producía en el pequeño parque de atracciones donde los padres y los niños, pasaban parte del verano entre una noria, un colorido carrusel, una pequeña montaña rusa y algunas atracciones más que ahora no recuerdo. La que no podré olvidar son las sillas voladoras. Ese año las ponían como novedad y las colas por subirse eran muchas veces interminables.

 

Desgraciadamente la maquinaria y los anclajes aquel día fallaron. 33 niños y adultos salieron a mil revoluciones disparados cuando más elevada se encontraba la atracción.

 

No puedo borrar la fatal imagen de un montón de cuerpos disparados al vacio. Sólo sobrevivimos a ese horrible momento 7 personas, entre ellas, yo.

 

Perdí a mi mejor amiga Monik y varios compañeros de mi clase. Mi suerte fue solamente verme con una pierna amputada y poder contar, entre el dolor, aquel día.

 

Después de aquello, por las lógicas denuncias, el parque de atracciones cerró. Sus dueños se llevaron cada una de las atracciones menos esta, como si de una broma pesada se tratase.

 

Yo entonces tenía 15 años únicamente. Ahora con 21, puedo, no sin rasgar mi voz, contar aquel suceso que jamás olvidaré. Las sillas voladoras permanecen en los grises del lamento.

 

Cuentan las malas lenguas, que por las noches se oyen los gritos de aquel momento. Cuentan las malas lenguas… que aquella maquinaria a las doce de la noche, cobra vida, y las almas perdidas, vagan para no perder las risas que aquel día volaron.

 

Yo hoy, me atrevo a contar aquello que un día, en el pueblo de Tisenyen, cambio todo.