Víctor se encontraba en un momento de senectud. Su vida había recorrido largos caminos, experiencias para un vampiro secretas, internas, muchas épicas, otras… unas heces removidas en conciencia para no recordar.
Aquella noche no tenía ganas de buscar una presa y acudió a un prostíbulo muy reconocido en pleno centro.
Un montón de yeguas entregadas para amar. Sus ojos se fijaron en una exuberante mujer de cabello zaino, ojos verdes y piel clara.
Se acercó con sus labios hacia su hermoso cuello, firme robusto… sintiendo la odaxelagnia que la haría disfrutar toda la noche.
Decidió sacarla de aquel lugar.
Y la noche, la envolvió en deseo, para en pocos metros, convertirla en suya.
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Ay esos deseos.
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Esos mordiscos !!! besos llenos de cariño.
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¡Que sensual y mítico!
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Muchas gracias Marta 🙂 besos con mordiscos 😉 ñam.
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Menudo ratón con alas
está hecho el señor conde,
que sus dientes esconde
trás un disfraz,
cuando lo que le pasa
es que le va la marcha,
aunque hace un tiempo
que es un carca.
Cuidate Sílvia de los viejunos
que ocultan sus intenciones
bajo una capa de tuno.
Un beso.
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Jajaja eres Grande Carlos que musicalidad !!! besos y achuchoncitos.
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