Desciende los suspiros que tu mente declaran,

Enfocando sus vientos hasta acariciar mi alma.

Aquel diapasón de latidos que los silencios paran,

Para multiplicar la individualidad llevándose la calma.

Desciende las manos por el órgano más grande en sus revueltas,

Dejando las extremidades que unen hombros bien envueltas.

Precipita las sonrisas que son besos y que de besos… pintan sonrisas;

Y acelera los latidos en una hermosa melodía de las prisas.

Desciende las lenguas que después de posados labios se internan en lo oscuro.

Buscando el calor húmedo y degustado de ese muro

Que se revuelve entre los besos más deseados,

Pues los descensos… van por ángeles con sus pecados.

Desciende hasta los cabernos guarida cavernosa del infierno,

De dos columnas que se trenzan por sus pieles.

Formando el puzzle perfecto introducido,

El amor… es la cura dulce para el herido

Y no hay mayor fuego y paz interna, que las mieles.

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