OS COMPARTO UN RELATO (BUENO UNA PARTE) DE MI HIJA NOELIA CON MUCHO CARIÑO, ESPERAMOS QUE OS GUSTE 🙂

-Su nombre era Cristian- Empezó a decir una voz grave e intensa. No sabía de donde procedía, pero me tranquilizaba, sonando como un susurro que advertía a cualquier demonio que me acechase, que se encontraba conmigo.

A pesar de encontrarme sumergida en la oscuridad, en mi imaginación era capaz de ver a un joven sentado junto a un viejo edificio, escribiendo en una libreta.-no le describiré, pero te contaré que en su libreta plasmaba un mundo con diversos paisajes y personales que volaban en su imaginación…- Añadió antes de empezar su relato.

<< Cristian García, sentado junto a su escuela de secundaria, completamente solo, escribía en las hojas , con una tinta azul que creaba todo un mundo a su merced. >>                                        Yo era capaz de distinguir aquel instituto, aunque se mostraba más antiguo y gris que de costumbre.

<< El IES Europa se alzaba a su espalda, con varios rosales a su izquierda (subiendo algo más por la rampa que tenía delante), en Rivas Vaciamadrid.                                                                     La fría valla que tenía a su lado rozaba sutilmente su brazo, a lo cual no prestaba atención.

Sonó la campana, indicando el fin del corto recreo. Cristian se puso en pie y entró por la puerta. Atravesó el pasillo que tenía delante hasta las grases taquillas y giró sobre sus talones a la derecha hasta el aula B108.                                                                                                              Tenía tutoría, aunque sabía que muchos de sus compañeros se habían ido durante el recreo debido a que la tutora les había advertido de que no asistiría a la clase por una cita médica. Aunque tampoco le afectó, al contrario, su rostro mostró una leve sonrisa al encontrar el aula vacía. Abrió la libreta y siguió escribiendo en ella.

Supuso que el profesor que realizase la guardia no pondría problemas a que él escribiendo su historia; sin embargo, se topó con su tutora del curso pasado y por educación acabó escribiendo poco y  hablando con ella, siendo todo lo cortés que pudo con sus pocas ganas de hablar.

Al ascender al aula B203, clase de inglés, comprobó que todos sus compañeros habían regresado.

Se veían unidos, alegres y sobre todo nerviosos (esto último provocado por la posibilidad de recibir la nota del global). Al entrar el profesor repartió los exámenes y, cuando Cristian revisaba el suyo, una de las conserjes entró y pronunció su nombre.

Le llamaban de una urgencia, pero hasta ir junto a su padre no supo con certeza lo sucedido.

Después le explicaron que su madre había sido ingresada en el hospital de gravedad tras un accidente cuando regresaba del trabajo. Las lágrimas se escurrieron resbaladizas por su rostro, ardiendo en sus mejillas a pesar del helado viento. Y al llegar al dormitorio de la madre se encontraron con un cadáver de piel blanca con grandes hematomas y alguna mancha de sangre en las sábanas.

Cristian notó un estremecedor escalofrío recorriendo rápidamente su cuerpo y una dolorosa punzada en su estómago advirtiéndole de que no aguantaría mucho más frente al cadáver de su madre.

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