Muérdeme, sáciame con tu carne,

Haz de este pobre caníbal su alimento,

Haz que se convierta en un eterno momento

Y que mi piel no deje en tu boca de amarme.

Caníbal que necesita la epidermis delicada,

Que goza de sus jugos trastocada,

Que se entrega al mordisco que me desprende

Y que al roce de tu lengua me prende.

Se los colmillos que se clavan en carnosidades,

Haciendo de las mentiras soñadas realidad y verdades.

Siendo el amo que decide en mi cuerpo,

El rezo ofrecido para mi templo,

Que pierde en locura sus piedades.

Borra mis pecas trazando con tu lengua el camino,

Baja por este cuerpo que es tu destino,

Para encontrar mi mitad de descanso en el ombligo,

Y ser el caníbal que necesito siempre conmigo.

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